POCO A POCO
SE VA LEJOS
Alejandro
Llegué al grupo por curiosidad, una vez en la escuela me topé a una amiga que hace más de un año no veía y mi sorpresa fue verla con 70 kilos menos, le pregunté que cómo le hizo y me dijo que iba a un grupo, que si estaba interesado me podía llevar, era un lugar donde a parte de bajar de peso aprendemos a comer y llevar terapia. Yo por andar de intrigoso le dije que sí y ese mismo sábado fuimos.
Cuando llegué al grupo junto con mi amiga me dio la bienvenida otra compañera y me comenzó a contar su experiencia, me aseguraba que había llegado al mejor lugar y mi vida estaba por cambiar, yo siempre fui un escéptico, iba solo por el morbo de saber cómo mi amiga había bajado de peso, aunque me sentí muy cómodo con el ambiente que había y seguí yendo.
Yo toda la vida fui obeso, desde que era un niño, mi dependencia con la comida era totalmente normalizada, recuerdo que mi abuela al terminar de comer me decía: "¿ya llenaste? coma bien mijo, hasta que llene, usted es un niño grande y fuerte, bien alimentado."
Para mi comer era acabar hasta ya no poder, hasta sentir en la garganta la sensación que la comida se te va a regresar, porque eso fue normal en mi, tan normal que no aceptaba que tenía un problema con mi manera de comer. El hecho de no aceptarlo me llevaba a ver a mis compañeros como los gordos y yo como el "normal".
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Pasó el tiempo y con la cola entre las patas acepté que si tenía una adicción a la comida, pero lo más sorprendente es que cuando estaba en ese estado de tragazón cometí muchos errores: troné mi relación con mis papás, fui muy déspota y egoísta con mis trabajadores y perdí todo lo que había emprendido, me enrollé en una relación tóxica por sentir que no valía nada y debía aprovechar la oportunidad, me enfermé por gordo, tenía colitis, reflujo y amigdalitis... ya no podía más.
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Acepté después de tanto que sí tenía un problema y el grupo siempre estuvo ahí, dispuesto a ayudarme a través de mis compañeros, de escuchar sus experiencias y sobretodo de aprender a comer, a resetear mi mente y volver a comenzar.
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Soy un rebelde de primera, fui y vine al grupo en repetidas ocasiones, la última vez llegué con 140 kilos a mis 24 años, sentía que ya no había salida, pero la fortaleza que me da la terapia de T.A. me ayudó a entender que sí se puede, solo por hoy.
Gracias a un poder superior llegué a bajar 74 kilos, una experiencia extraordinaria porque nunca fui una complexión delgada, toda mi vida fui obeso. La sensación de elegir la ropa que me gusta, sentirme las rodillas, subir las escaleras sin agitarme es algo inexplicable.
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​Más allá del cuerpo que estuvo en constante cambio, mi mente tomó otro rumbo, le bajé tres rayitas a mis malos rollos y recuperé a mi familia, por hoy llevo una relación extraordinaria con mis padres, puedo recibir sus abrazos sin necesidad de ser mi cumpleaños, podemos decirnos abiertamente 'Te amo' y eso no se paga con nada. En cuanto a mi trabajo he vivido experiencias increíbles, las que ni incluso siendo aquel patán que solía ser me hubiera imaginado vivir. Por ahora no tengo pareja, pero estoy aprendiendo a amarme a mí mismo.
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Sé que manteniendo una alimentación sana mi vida también sana, mi mente y mis desiciones.
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Gracias a Tragones Anónimos mi vida ha cambiado.